Oí decir que hay tres clases de individuos: los que viven, los que mueren y los que están en el mar.

Para Joaquim Vairinhos el mar no tiene paredes, ni palabras, en el mar los ojos ven lo que el sueño alcanza. Toda su Poesía está bañada, inundada de mar y, por eso, toda su Poesía está impregnada de sueños.

Sueña el poeta con un presente limpio, sin cinismos hipócritas, sin la burocracia que nos aprisiona, sin la cotidianidad que mata el amor. Sueña el poeta con una mancha de café en una falda verde, sueña con el clavel, con la rosa y los jilgueros y sueña con el mar, la mar, el mar, ¡solo la mar!... como aquel marinero en tierra cantado por Alberti.

Joaquim Vairinhos no escribe poemas, escribe Poesía. Una Poesía a veces impaciente y siempre sentida, una Poesía crítica y necesaria que busca libertar al oprimido, recordar al olvidado, devolver la dignidad a los humillados. Una Poesía que nos muestra los infiernos de este mundo en destrucción, sus demonios y sus bestias, la pesadilla de una humanidad carente de valores y de ética.

Es su Poesía una Poesía de claroscuros, versos de luz y de sombra, de vida y de muerte, de pasados utópicos y futuros condenados. Una Poesía que se construye entre el sueño y el desasosiego, una Poesía de memorias, pensamientos y viajes a diversas geografías, terrestres y humanas.

Como pasajero de este barco a la deriva en que se transformó nuestra existencia, Joaquim Vairinhos será siempre un superviviente. Es este Retalhos Poéticos do Quotidiano un manual para naúfragos, donde la Poesía y los sueños se yerguen como absolutamente fundamentales para vencer a los Adamastores y a sus tormentas.

¡Sálvese quien pueda!

Amelia Bravo Vadillo